jueves, agosto 23, 2007

mis sueños me dan el cariño que me falta..

Algunos de los momentos más fantásticos de mi vida, han pasado mientras estoy dormido. Afortunadamente mi vida en realidad también ha sido grandiosa, Dios y mi familia y mis amigos se han encargado de hacerme disfrutar de este mundo como nunca jamás había antes imaginado.
De cualquiero forma, las cosas nunca ocurren como es nuestro deseo, pero finalmente.. ocurren.
Hace días desperté lleno de ternura y lágrimas en mi rostro por el sueño del cual acababa de despertar.
Soñé un diario acontecer en mi casa, varios años atrás... era de noche, o al menos eso creo, en toda la casa reinaba la penumbra, una leve obscuridad a pesar que las luces de todos los cuartos estaban encendidas, cosa extraña. Yo salía a trabajar, como no es costumbre que lo haga, la verdad ni recuerdo en qué, pero volvía, y escuchaba un rumor.
En la calle el calor era seco y olía tenuemente como a madera ardiendo, sólo perceptible para un sentido delicado. Entraba a mi casa, y me daba cuenta que ahí estaba mi padre.
Sentí miedo, hace tiempo ya que no lo veo. Sentí esa autoridad que me imponía cada vez que lo veía, y acostumbrado a su extraña y un poco dura forma de amar, me recibió con una sonrisa, un abrazo y un beso como siempre lo hizo a pesar de su duro caracter.
Era completamente extraño para mi verlo, dentro de mí sabía que algo no estaba bien, eso no debía de estar pasando así, pero así lo estaba siendo.
No sé como siempre entre prenumbras, dentro de la casa, yo sabía cuando era de día y de noche.
Comenzamos a convivir de una forma que hacía mucho tiempo no lo hacíamos, por obvias razones y lo disfruté, a pesar que hace varios muchos años ya renegaba por pasar tanto tiempo a su lado, necesitaba algo diferente!, pero esta vez, no era así.
Disfruté cada momento y cuando la noche llegaba, mi madre aparecía.. no entiendo si llegaba de trabajar a esa hora, pero lo hacía. Estaba con ella en la noche, la despedía para dormir y por la mañana cuando ella no estaba, mi padre volvía.
Aparecía prontamente de la nada en alguna parte de la casa, junto con otro hombre que no recuerdo y creo jamás he conocido, ni su rostro jamás se me ha hecho familiar.
La verdad creo que tampoco mi atención estuvo con el puesto que mi interés era mayor por atender a mi padre.
A pesar de disfrutar momentos juntos podía yo encontrar en su mirada una causa de tristeza escondida, pero no sabía que era.
Después de darme cuenta que en la noche él desaparecía. Decidí platicarlo con mi madre.
Mi mamá me recordó una verdad que salió de mi cabeza desde que comenzó mi última aventura.
"Tu padre está muerto" - Dijo -"Lo que dices no puede ser así".
Recordé que sus palabras estaban llenas de verdad, y estaba aún así más confundido.
Mis aventuras con el habían sido tan reales.. tan intensas y llenas de amor. Una especie de amor que el emanaba dificil de comprender pero que con los años y la convivencia yo había aprendido a descubrir.
El próximo día llegó y cuando lo ví recordé por qué la primera vez que lo había visto me sentía tan extraño, todo empezaba a tener sentido, pero lo que estaba ocurriendo empezaba a carecer de él.
Me vió con sus ojos tristes y me dijo " Es que creo que tú no me quieres ", se sentó en el baño y se puso triste a meditar..
Fué un escena de las más impactantes en mi vida(de mis sueños)(irreal).
Yo lo amaba!, lo amo, lo amé, y mi única y mejor reacción que pude tener fue la siguiente.
Entré al baño y le dije "Te he extrañado, te amo tanto que hasta puedo entrar al baño y darte un beso" lo besé y desperté.
Recordé entonces por qué había despertado con ese sentir esa mañana.
Intento entender por que pasó eso y sólo creo que como todo hijo, aún sin mi padre, sigo teniendo la necesidad de él, aunque sea un poco nada más.
Y mi grandioso Dios me ha dado la oportunidad de disfrutar de él a través de mis sueños, donde el único beneficiado soy yo y mis necesidades son llenadas.
Hace mucho tiempo ya que no lo veo, y sé y espero de verdad que durante mucho tiempo no sea así.
Pero afortunadamente, tengo la esperanza que cada noche, pueda volverlo a abrazar y decirle: Claro que te quiero!